Que la nave tuvo problemas es algo conocido. Varios viajeros avisaron a sus familiares de la situación. Fernanda ha relatado lo que le dijo su hermana: que su avión salía con retraso porque se había encendido una luz roja. Luego volvió a llamarla para preguntar si habían cambiado de avión. No, seguía en su asiento. "Más tarde pasó lo que todos sabemos", ha relatado.
Una de las heridas, una mujer canaria de 33 años que viajaba sola en el asiento número 5 y que permanece ingresada en el Hospital del Norte, cuenta su propia experiencia, limitada por los escasos recuerdos: "Aparecí en un riachuelo sentada en mi asiento y con el cinturón puesto". Con todo, tuvo la fortaleza suficiente para incorporarse y, según su testimonio, ayudar a un niño que se encontraba en las proximidades.
Fue esta explosión la que dejó el avión en el estado que lo encontraron las asistencias: "Cuando llegué, lo primero que vi fue el avión totalmente destruido, hecho escombros", ha declarado a Carlos, técnico de Emergencias del SUMMA, a El Mundo.
Detrás de cada viajero hay un drama diferente. Es el caso de tres jóvenes y un bebé. Son J.N.R., de 23 años, y su pareja Z.H., de 20 años. Además del hermano del primero, M.N.R., el grupo lo cerraba un bebé de tres meses, hijo de la pareja, al que llevaban a bautizar a Las Palmas.
De Fuerteventura era natural David Caballero Tracoronte, de 27 años, también fallecido en el accidente. Trabajaba como militar paracaidista en Madrid y volvía a casa a celebrar el cumpleaños de su hermana. "El muchacho iba a Fuerteventura a pasar unos días y quedó ahí. El problema es que él tenía un vuelo anterior para ir a Gran Canaria y lo cambió", asegura en un relato entrecortado su padrasto, José Luis Cáceres Trujillo en exclusiva a 20minutos.es. "Nos enteramos a las 4.30 h de la madrugada", se queja, "no nos han dado facilidades, sólo para venir a Madrid", lamenta.
Pero el dolor llega también lejos, hasta la Villa Olímpica de Pekín. La atleta Natalia Rodríguez, que logró el pase para la final de los 1.500 metros, también ha perdido a un familiar: "El tío de mi marido ha muerto en el accidente, estoy muy triste", aseguró la deportista.
Con todo, también hay historias de esperanza: "Mi marido volvió a nacer ayer", ha relatado la esposa de uno de los supervivientes en el hotel Auditorium de Madrid, en el que se alojan los familiares de las víctimas. "Ha sido un milagro, apenas tiene quemaduras. Está esperando para ser operado de las fracturas que sufrió en el fémur y el tobillo", añadía.
Un bombero llamado Francisco Martínez
Uno de los bomberos que participó en las tareas de emergencia del avión de Spanair, Francisco Martínez, explicó que uno de los niños rescatado preguntaba constantemente "dónde estaba su padre y cuándo terminaba la película".
El pequeño, desorientado, "me preguntaba si era verdad lo que estaba ocurriendo y lo que estaba pasando", indicó Martínez, quien le subió al camión para explicarle lo que estaba ocurriendo pero el pequeño "creía que se trataba de una película y preguntaba dónde estaba su padre y cuándo terminaba la película".
El bombero también rescató a la
Una de las azafatas del vuelo JK5022,
"No me dejan bajar del avión"
Una de las víctimas del siniestro de Barajas quiso bajar del avión al ver que podría tener problemas, pero no le dejaron, ha relatado este jueves su viuda a las puertas del hotel Auditorium, donde se alojan los familiares. "Amor, se me averió el avión", fue el mensaje de móvil que recibió a las 12:30 la mujer de una de las víctimas. La mujer, preocupada, le llamó para pedirle que bajara del avión, pero su marido le respondió: "no me dejan".
El hijo del fallecido ha explicado que el personal del avión obligó a su padre a volver a sentarse cuando quiso abandonar la aeronave, según sus propias palabras.
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